Bien empezamos, ayer daba comienzo la nueva sección de los
miércoles. Ayer, sí. Pero cuando no
puede ser, no puede ser. A partir de
esta semana espero estar cada miércoles puntual con esta nueva sección, donde voy a ir analizando
numerosos juegos de mesa, compartiendo los aspectos que se trabajan con cada
uno de ellos. Quiero empezar la sección
con este juego popular al que jugué mucho de niña con mi abuela (mi querida
ma). Así que la entrada de hoy va dedicada con todo mi cariño para ella.
Recuerdo que nos tirábamos toda la tarde jugando a las cartas, tanto a la
brisca como a las siete y media (que veremos más tranquilamente en otra
ocasión). Ha sido una abuela ejemplar en cuanto a la forma que ha tenido de
jugar con sus nietos, al menos conmigo, y creo que esos juegos desarrollaron
en mí habilidades que me son de mucha utilidad ahora. Así que MUCHAS GRACIAS MA
(No creo que lo lea, pero ya se lo digo yo en persona).
Un juego muy popular ¿También
ahora?
Pese a ser un juego muy popular, poco a poco va siendo más
desconocido para las nuevas generaciones. Las nuevas tecnologías van
desbancando a todos los juegos de mesa. Lo frecuente ahora es ver a un grupo de
niño en torno a una pantalla, no corriendo o jugando sentados alrededor de un
juego de mesa, hablando y riendo. Las conversaciones de ahora son: ¡Tooooma!
¡Te han matado! ¡Me tocaaaa! ¡Nooooo! ¡Salta, salta! ¡Cuidado, mátalo! (Y omito
toda una serie de tacos que también se escuchan, pero no hace falta reproducir
aquí). También remarcar que los juegos a los que juegan en sus consolas o
tablets tienen un alto contenido violento, pero eso da para otro post.
En fin, con el lugar que la brisca ha ocupado en las
sobremesas españolas y ya apenas se ve a gente jugando... ¡con las cosas tan
interesantes que se trabajan con ella!
¿Cuál es el
fundamento del juego?
Se juega con la baraja española. Pueden jugar a partir de
dos jugadores. Se reparten tres cartas a cada jugador y se deja el mazo de
cartas boca abajo en medio de la mesa. Se le da la vuelta a la primera carta.
Esa es la muestra o triunfo.
Gana la mano el que eche la carta más alta y se lleva las
cartas, teniendo en cuenta que:
a) en caso de que todas las cartas sean del mismo palo, gana
el que haya puesto la más alta. La carta de más valor sería el As, seguido del
Tres, el Rey, el Caballo, la Sota, el siete, el seis, el cinco, el cuatro y el
dos (en este orden, de mayor a menor valor).
b) en caso de que se echen cartas de diferente palo que no
sean de la muestra o triunfo, gana el que haya puesto la carta más alta del
palo del que haya echado la primera carta.
c) en caso de que alguien eche una carta de la muestra, gana
el que haya echado el triunfo más alto, independientemente del valor de las
cartas de otro palo que se hayan echado.
Finalmente gana el juego bien el que más cartas consiga (si
se juega a número de cartas) o el que más puntos consiga (si se juega a
puntos). La puntuación en el juego es la siguiente: el As vale 11 puntos, el
Tres vale 10 puntos, el Rey vale 4 puntos, el Caballo vale 3 puntos y la Sota
vale 2 puntos.
No obstante hay variantes de juego. Si quieres saber más
pincha aquí.
Aspectos que se
trabajan al jugar a la brisca
Además de los aspectos generales que comentamos en la
publicación anterior (
pincha aquí para verla) y que se trabajan con todos los juegos de mesa, en este
juego en concreto trabajamos lo siguiente:
- Memoria: Si quieres hacer un mejor juego, tienes que
memorizar las cartas que van saliendo durante la partida para poder hacer
mejores jugadas. Este aspecto suele
costar y requiere práctica. Recordemos que la memoria es como un músculo:
cuanto más se ejercita, más fuerte se hace. Y recordemos también que el tener
buena memoria hará que recuerden mejor los contenidos escolares.
- Atención: Hay que estar atento a las cartas que van
saliendo, a las cartas que tienes y a lo que echa cada jugador para hacer una
buena partida.
- Estrategia: Deben planear una estrategia. Con la práctica
y el ensayo-error se va mejorando y se van obteniendo resultados. Mediante el
juego, los niños aprenden que con la práctica se va afinando su estrategia y
mejoran. Esto pasa con todo y este aprendizaje pueden extrapolarlo a otras
facetas de la vida.
- Concentración: Deben estar concentrados para no perderse
ninguna jugada y poder memorizar. Si están distraídos, el juego no les sale
bien. La concentración también se ejercita, como los músculos. Su cerebro va trabajando
la concentración y cada vez cuesta menos conseguirlo. No es lo mismo pedirles
que se concentren en un ejercicio escrito que en un juego, pero el juego es
igualmente beneficioso para trabajar esta habilidad.
- La motricidad: Se trabaja sobre todo al barajar. Hay
muchas formas de hacerlo, desde la más sencilla hasta la más sofisticada propia
de los magos de la tele. Me suelo encontrar con niños muy torpes con las manos
que no saben barajar y se les caen las cartas al suelo. Parece una tontería,
pero si sabemos que una motricidad bien desarrollada y trabajada repercute en
los procesos lectoescritores, la cosa ya no parece tan tonta. Al repartir las
cartas, tener que ir cogiendo una a una y darlas a cada jugador también
trabajamos la motricidad. Por eso es bueno que se turnen los jugadores y todos
tengan que repartir y barajar. Paciencia si al principio no le sale y hacerle
ver que es cuestión de práctica y todo el mundo pasa por ahí, así que despacio.
Pincha aquí para ver un video sobre cómo se baraja.
- Cálculo: cuando jugamos a puntos, normalmente suelo dejar
a los niños que sean ellos quienes hacen las cuentas, así trabajamos cálculo
mental. Cuando no les sale porque los números van siendo grandes, lo hacemos en
papel. Suelo indicarles que primero aparten todas las cartas puntuables y
después multiplicamos los puntos por las cartas y vamos sumando (ellos suman y
yo les voy corrigiendo en caso de que se equivoquen, sin decirles el número
correcto, para que vuelvan a hacer la suma). Cuando alguna vez hacemos sumas o
multiplicaciones sin más en papel, ponen unas caras de desesperación tremendas,
sin embargo, cuando las mismas cuentas las tienen que hacer para contar puntos
en un juego, su cara expresa auténtica felicidad, aun trabajando los mismos
aspectos que antes. Este es el resultado de aprender y estimular mediante el
juego, que la frustración es mínima y la ilusión máxima.
Hasta aquí el análisis del juego de hoy. Así que ya sabéis,
estas vacaciones, ya tenéis un juego con el que entreteneros y estimular el
cerebro de vuestros peques ¡y el vuestro!
Un abrazo y buen jueves.
MªJosé Barquero