22.5.15

Viernes de cuento: el médico y la granada.

Viernes de cuento en el blog. El cuento de hoy nos aporta una enseñanza muy valiosa. ¿No te pasa que a veces das un consejo o recomendación a alguien y es como si se lo estuvieras dando a la pared? ¿A veces las enseñanzas que intentas dar a tus hijos parecen que caen en saco roto? Después de leer este cuento, a lo mejor entiendes por qué. Que lo disfrutes.


El médico y la granada


"Había una vez estudiante medicina que fue a casa de un eminente médico sufí y le pidió convertirse en aprendiz en el arte de la medicina.
-Eres impaciente- dijo el doctor- y por eso fallarás en observar cosas que necesitas aprender.
Pero el joven suplicó, y el médico accedió a aceptarle. Después de algunos años el joven sintió que podía ejercer algunas de las habilidades que había aprendido. Un día un hombre se acercaba andando hacia la casa y el doctor, mirándole desde la distancia, dijo:
-Este hombre está enfermo. Necesita granadas.
-Has hecho el diagnostico, déjame recetarle y habré hecho la mitad del trabajo- dijo el estudiante.
-Muy bien- dijo el doctor-, con tal que recuerdes que la acción también debería ser considerada como ilustración.
Tan pronto como el paciente llegó al umbral, el estudiante le hizo entrar y dijo:
Usted está enfermo .Tome granadas.
- ¿Granadas?-gritó el paciente- ¡las granadas te las comes tú! ¡vaya disparate!- y se marchó.
El joven quedó asombrado y preguntó al sabio doctor cual era el significado de lo sucedido.
- Lo ilustraré cuando tengamos un caso similar- dijo el doctor.
Poco después los dos estaban sentados en el exterior de la casa cuando el doctor levantó su mirada y vio a un hombre que se acercaba.
-Aquí hay una ilustración para ti, un hombre que necesita granadas- dijo el doctor.
Hicieron entrar al paciente, y el doctor le dijo:
- Puedo ver que es usted un caso difícil e intrincado. Déjeme ver... sí, usted necesita una dieta especial. Ésta deberá estar compuesta de una fruta.... no me sale el nombre...a ver... es esférica, con pequeños alvéolos en su interior, como pequeños rubíes....es dulce...y su corteza muy amarga....pero no acierto a decir ahora mismo el nombre...
El paciente dijo con voz enérgica y alegre: 
-¡Granadas!
- Eso es- dijo el médico-  granadas. Debe de tomar usted una granada en ayunas cada día.
- El paciente se marchó contento y agradecido.
- Pero, Doctor -dijo el estudiante- ¿Por qué no le dijiste directamente "granadas"?
- Porque para que una persona tenga un cambio verdadero, la solución debe salir de ella. Sólo hay que tener paciencia.


Conocí por primera vez este cuento cuando un profesor lo contó en una de sus clases. Me hizo recapacitar en la forma que tenemos las personas de comunicarnos. Muchas veces, cuando alguien nos pide ayuda porque quiere cambiar algo, tendemos a darle la solución: "tienes que hacer esto o esto otro", "deberías hacer tal cosa"... Lo mismo pasa con la educación de los hijos. Muchas veces los padres dicen a sus hijos lo que tienen que hacer, pero pocas veces dejan que sean ellos quienes aportan las soluciones. Muy diferente sería si en vez de decirle al niño "¡dúchate ya que llegamos tarde!", le dijéramos: "Vamos a ir a tal sitio. Tenemos que estar allí a tal hora, ¿qué se te ocurre para no llegar tarde?". El hacer partícipe a los niños de las soluciones les hace madurar hacia la responsabilidad y les hace sentirse miembros activos de la dinámica familiar, por lo que disminuyen los conflictos. ¿Estás de acuerdo?

Buen fin de semana,

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