3.10.13

Fábula de la gallina y el huevo (para reflexionar)

Hace tiempo me topé con esta fábula del Dr. Carlos González. Le encuentro mucha gracia, a la vez que refleja una realidad. Con esto no quiero decir que no haya que ir al hospital a dar a luz, ni que sí haya que hacerlo… es sólo una reflexión. Un cuento que me hace pensar… Pues el ser humano discurre tanto… y quiere hacer las cosas tan instrumentalizadas… que se olvida de sus raíces y de su naturaleza. Léela con atención, si es varias veces mejor y permítete reflexionar sin posicionarte. 

                                             
"EL PERRO, EL GATO Y LA GALLINA"


    Picoteaba un día una gallina
 entre unos desperdicios de cocina
 cuando le sobrevino un deseo urgente  
de alzar la vista al frente 
y caminar con paso vacilante
 (el cuello para atrás y para adelante)
  hacia un montón de paja allí dispuesto.
Cacarea, se sienta, se menea,
pica, repica, suplica, tuerce el gesto,
se levanta, se vuelve, cacarea,
puja, empuja, apretuja y pone un huevo.

Un gato, que de todo fue testigo
(aunque el suceso no era nada nuevo)
reflexiona, lamiéndose el ombligo:
“A las puertas del siglo XXI,
y que aún pongan los huevos de uno en uno!”
No alcanza a comprender su alma felina
que una simple gallina,
no sabiendo de ciencia, ni de oficio,
sin el auxilio de gente preparada,
ni acceso al beneficio
de la moderna técnica avanzada
esté a poner un huevo autorizada.

Se acerca el gato a un perro que dormita
al sol junto al corral
y al oído unas frases le musita
en tono coloquial:
“¿Se ha fijado, colega
en cómo pone la gallina, ciega
al peligro, sin método ni nada?
Hemos de poner fin a un sufrimiento
que hace de las gallinas instrumento
de la naturaleza desatada.” 

“Tiene razón”, responde el aludido,
“que es la puesta una empresa complicada
para hacerla en un nido.
Hay que abrir un centro veterinario,
a modo de huevario,
en el que sea la puesta controlada
y el huevo por expertos atendido.”

Buscar deciden, pues, a la gallina
que a la puesta parezca más cercana,
y resulta ser tal la Serafina.
El gato le pregunta: “Dime, hermana,
¿no notas de algún huevo la venida?”
“Nada noto” — “¡Es puesta retenida!”
“Hemos de proceder sin dilación.
Estírate para la exploración.”
“¿Me siento así?” — “¡No, tonta, boca arriba!”

Procede a desplumar el perineo (¡qué vergüenza!). 
“Colega, ya lo veo.
Con una lavativa
y una infusión de hormonas adecuada
habremos de inducir ahora la puesta;
y una vez dilatada,
hacer palanca con una cuchara
y recoger el huevo en una cesta.”

(Hubo de dar el gato una tajada,
porque, si no, no entraba la cuchara.)
 Ya se extiende la voz: ¡Por fin la ciencia
da respuesta a este problema diario!

Las gallinas, con suma diligencia
acuden al huevario.
Y es fama que de ciento que allí ponen
son las cien boca arriba desplumadas
las noventa tajadas,
las cincuenta inducidas, cuarenta
instrumentadas, y algo más de treinta
salen con un buen corte en la barriga.

Tan sólo una recela: nuestra amiga
que iniciaba esta historia.
Porque es gallina vieja, que ya ha puesto
mucho huevo en la vida, y todo esto
le huele más a esclavitud que a gloria. 

¿No ha de tener mi cuento moraleja?
Hela aquí: Mujer, no seas gallina,
y si lo eres, sé gallina vieja.
Pregunta al que entusiasta te aconseja
métodos tan científicos y nuevos.
“Ayudas tú en verdad a la gallina,
o sólo vienes a tocar los huevos?”

Dr. Carlos González


¿Os ha gustado? ¿Cuál es vuestra reflexión? 

¿Cuándo hay que visitar a una madre y su recién nacido?

Siempre que hay un nacimiento en mi entorno me surge la misma duda: ¿cuándo debo ir a conocer al bebé? ¿nada más nacer, en el hospital? ¿Nada más llegar a casa? ¿A los días de llegar a casa?

Realmente es un tema cultural y cada persona prefiere una cosa y por eso da quebraderos de cabeza. Así pues, ¿qué es lo correcto? Si vas pronto, puede que la madre no esté preparada y tu visita no sea de su agrado, y si vas tarde puede parecer que no te importa ni ella ni el recién nacido… (cosa que no es así)
Aquí es tradición que cuando nace un bebé tooooodo el mundo va al hospital a conocerlo, y nada más venir a casa toooodo el mundo va a verlo. Es algo que todos hacemos sin pensar, porque “es lo que se hace” Pero digo yo… ¿Y en la pobre madre (y en el bebé) quién piensa? NADIE. ¿Acaso por ser tradición significa que es lo más beneficioso para la madre y para su bebé? Veamos…
En otros países, por ejemplo en Noruega, como me comentó mi amiga Marianne hace unos días, no se permite a la familia subir a la habitación del hospital, porque se respeta el silencio absoluto. La madre necesita tranquilidad. Si se reciben visitas debe hacerse en una sala habilitada para ello. Lo que yo diga, van 20 años adelantados a España.
Una pregunta que yo me hago es ¿realmente a cuántas madres les gustan las visitas en los primeros momentos (horas, días…) de dar a luz? ¿Nos paramos a pensarlo? Yo creo que prácticamente a ninguna. Y digo prácticamente por decir algo, por si hay una entre 10000 no pillarme los dedos… Pues no hay mujer con la que hables que no te exprese la ansiedad de los primeros días por las visitas.
Si analizamos las cosas, somos los únicos mamíferos que al dar a luz toda la familia acude. Creo que la naturaleza es sabia y si los demás mamíferos no lo hacen por algo será. Pero claro, para eso está el ser humano: para pensar y discurrir (eso sí se nos da bien…) y establecer un “rito”, una “tradición” de hacer visitas a las mamás que acaban de dar a luz.
Cuando un animal da a luz es normal escuchar “no te acerques, que puede aborrecer a la cría” “Déjala tranquila, que se estresa y necesita tranquilidad” ¿Acaso las hembras humanas no? ¿Tan diferentes nos consideramos? Pues está bien estudiado que si los niveles de las hormonas de estrés están por las nubes se secreta menos leche, la sensibilidad hacia el bebé decrece y puede incluso aparecer depresión. ¿Eso no se debe tener en cuenta? ¿Acaso no es importante?
Cuando una mujer da a luz debe estar tranquila, pendiente de su bebé y sin que la moleste nadie. Las reglas y los límites los debe marcar ella. Porque habrá mujeres que se estresen más y otras menos. Habrá algunas que se encuentren cómodas y felices con toda la habitación llena de familia y amigos felicitándola y pletóricos de alegría por el nacimiento del pequeño. Pero habrá otras que en esa misma situación (en principio maravillosa), no se encuentren a gusto, necesiten descansar, les incomode sacarse el pecho para dar de mamar al bebé, y no les apetezca estar escuchando hablar a todos, todas las recomendaciones, felicitaciones, historias….Simplemente necesitan intimidad.   Pero eso no quiere decir que sean peores personas ni que quieran menos a su familia. Simplemente no se encuentran en condiciones de atender bien a sus familiares y amigos. Seguro que en cuanto pasen unos días esa mamá a la que se le ha respetado su intimidad estará de nuevo en disposición de atender alegremente a todo el que quiera dar la enhorabuena y conocer al bebé.
La madre, al dar a luz, se encuentra agotada, con un bebé al que cuidar, y una nueva situación a la que adaptarse. Esto requiere tiempo, paciencia y TRANQUILIDAD.
Entonces, ¿Cómo actuar bien? ¿Cuál sería la solución? La comunicación. Sí, eso simplemente.
Si se estableciera una buena comunicación entre la madre/padre y la familia y amigos los padres tendrían la libertad de decidir cuándo quieren recibir a las visitas, sin que nadie se lo tome a mal.
Como cada parto es diferente, y cada persona también, la mejor manera de hacer lo correcto sería llamar a la mamá o al papá y preguntar qué es lo que quiere, sin compromisos. Ésta te debería de dar una respuesta sincera y hay que respetarla sin juzgar.
No hay formas de actuar mejores y peores, todo depende de la situación y de la persona, pero lo fundamental es el respeto. Eso que no se pierda nunca.
 ¿Qué piensas sobre esto? Me encantaría leer tu opinión.

Por favor, Tócame

Esta semana quería compartir con vosotr@s este texto tan precioso que habla de lo importante que es el contacto físico para el ser humano.

Por favor, Tócame


Si soy tu bebé, tócame
necesito tanto que me toques…
No te limites a lavarme, cambiarme los pañales y alimentarme.
Méceme junto a tu cuerpo, besa mi carita y acaricia mi cuerpo.
Tu caricia relajante y suave expresa seguridad y amor.
Si soy tu niño/a, tócame.
Aunque yo me resista y te aleje,
persiste, encuentra la manera de satisfacer mis necesidades.
El abrazo que me das por las noches ilumina mis sueños.
El modo en que me tocas durante el día me dice cómo sientes.
Si soy tu adolescente, tócame.
No creas que por ser casi adulto no necesito sentir que aún me cuidas.
Necesito tus brazos cariñosos y tu voz llena de ternura.
Cuando el camino se vuelve difícil, el niño que hay en mí te necesita.
Si soy tu amigo, tócame.
No hay nada que me comunique mejor tu cariño que un abrazo tierno.
Una caricia curativa cuando estoy deprimido
me asegura que me quieres, y me informa que no estoy solo.
Tu contacto pudera ser el único que logre.
Si soy tu compañero sexual, tócame.
Podrías creer que basta la pasión, pero sólo tus brazos alejan mis temores.
Necesito tu toque de ternura que me da fe,
y me recuerda qeu soy a mado porque soy como soy.
Si soy tu hijo adulto, tócame.
Aunque tenga mi propia familia para tocar,
aún necesito que me abracen mamá y papá cuando me siento triste.
Como padre yo mismo, mi visión ha cambiado y los valoro aún más.
Si soy tu padre anciano, tócame,
como me acariciaban cuando era pequeño.
Coge mi mano, siéntate cerca de mí, dame tu fuerza,
y calienta mi cuerpo cansado con tu proximidad.
Mi piel está arrugada, pero goza cuando es acariciada.
No Tengas Temor, Sólo Tócame.
Phyllis K. Davis

Desarrollar la creatividad construyendo juguetes

Cuando era pequeña me encantaba la mansión de Barbie, una gigante, con purpurina en las paredes. ¿La recordáis? Fantaseaba con tenerla, me encantaba. Cada vez que la anunciaban en televisión o íbamos a Toysrus me quedaba embobada mirándola con los ojos como platos. Lo malo es que costaba una pasta y mis padres tenían que servir muchas comidas en el restaurante hasta ahorrar para comprarla, así que me quedé sin ella.

Pero no penséis que no tuve casa de muñecas. Tuve una mejor. Sí, sí, mejor, pues me la construyó mi padre. Me hizo con madera una estantería cerrada por detrás. Gigante, con tres alturas partidas por la mitad (osea, 6 habitaciones). Aún recuerdo cuando estaba clavando los clavos para unir las maderas. ¡Qué nervios! ¡qué ganas de verla terminada! y una vez que estaba lista qué buenos ratos pasé decorándola y jugando con ella. En esa jugué con más ilusión que si me hubieran comprado la verdadera. Y lo recuerdo con más alegría y amor.
Mi marido me cuenta con emoción cómo su padrino era un experto de hacer cometas. Disfrutaban todos los primos de esos ratos de construcción y luego de las agradables tardes de domingo volando las cometas en el campo. También me cuenta ilusionado cómo su abuelo (uno de los mejores abuelos del mundo, tengo que decirlo), mientras paseaban por la orilla del río cogía una caña y con su navaja les hacía a su hermano y a él unos pitos con los que eran los reyes del colegio al día siguiente.
Y es que, para que disfrute un niño, ¿hace falta gastarse tanto dinero en juguetes? pues va a ser que no.
Además, está el tema de la creatividad, muy desarrollada en la infancia y que se va perdiendo a medida que crecemos (será de no utilizarla, que se atrofia…). Los juguetes vienen súper equipados. Lo hacen todo. ¿pero esto es tan bueno o se trata de un buen márketing? Una muñeca que come, bebe, hace pipí, hace popó, se ríe, llora, mueve la cara, cierra los ojos, habla, anda…. ¿qué deja a la imaginación? Los niños necesitan imaginar, probar, construir, crear… sólo así podrán brillar en todo su esplendor (bueno, con esto y con mucho cariño, respeto y límites adecuados y bien definidos)
Los niños disfrutan más construyendo sus propios juguetes, con ayuda de los padres. Disfrutan de ese momento tan especial (y lo recuerdan el resto de sus vidas) y disfrutan del mejor juguete del mundo (al menos para ellos, ya que lo han construido ellos y sus adorados padres, y esto no hay nada que lo supere).
Esto resulta divertido, se garantiza pasar buenos ratos en familia (que no hay dinero que pueda pagar esto), es económico, se enseña al niño que no es necesario que todo se compre (se evita el consumismo, tan de moda en estos tiempos) y que también lo puede hacer él (aumenta su percepción de valía, reforzando su autoestima) y si además utilizamos materiales reciclados estaremos ayudando al medio ambiente y dando una lección importante a los pequeños. ¿Se puede pedir más? Yo creo que no.
Aquí os dejo unas cuantas ideas que he encontrado por la red. Hay muchas más, sólo hay que buscar… Internet está plagado de buenas ideas de las que se puede echar mano si no se tiene la suficiente imaginación (que no es que no se tenga, sino que no sabemos encontrarla…) o nos pilla un día poco inspirados. Espero que os sean útiles.
Caballo clásico con un calcetín. Puedes ver el tutorial aquí.

Cocinita de juguete. Con unas cajas de cartón, unos CDs viejos, unos tapones…podemos hacer esta preciosa cocinita. La primera vez que la vi me enamoré. La tengo guardada en una carpeta, que cuando tenga a mis pequeños la haré seguro seguro seguro.

Coches y otros vehículos de transporte con materiales reciclados
Un divertido barco para las muñecas. Este hubiera sido de mis preferidos en mi infancia, porque me pasaba las horas en la bañera con mis juguetes. 

Robot de última generación

Una hucha para que aprendan a ahorrar

Disfraces, bien para carnaval o simplemente para jugar


Y hay muchas cosas más que se pueden hacer. El catálogo de estos juguetes es infinito. Si os loe proponéis os esperan horas y horas de diversión en familia. Aprovechadlas y disfrutadlas, porque es lo que recordarán los hijos cuando crezcan.
Y tú ¿qué juguete “hecho a mano” recuerdas con cariño de tu infancia?

El efecto Pigmalión

Se llama así al efecto que ejercen las expectativas que se depositan sobre una persona e influyen en el redimiendo que ésta obtendrá  en base a dichas expectativas generadas.

En un lenguaje que entendemos todos: si a un niño le dices que no vale para nada, crecerá creyendo eso y actuando en consecuencia, por lo que no desarrollará sus capacides todo lo que es capaz realmente.
En Psicología a este efecto también se le llama profecía autocumplida.

¿Tiene base científica?

En una investigación llevada a cabo por Robert Roshental y Leonore Jacobson (considerados los padres del efecto Pigmalion)  en 1964, se ve clarmamente las consecuencias de este efecto. Para llevarla a cabo eligieron una escuela en California y se plantearon la siguiente pregunta: ¿Las expectativas favorables del educador inducen por sí mismas un aumento significativo en el rendimiento escolar de sus alumnos? Para comprobarlo realizaron un test de inteligencia a todos los estudiantes de la escuela. Denominaron al azar a un grupo de estudiantes que “supuestamente” sobresalían del resto y se lo comunicaron al profesor (sin éste saber que eran al azar). Tras esto, realizaron un seguimiento y una medición del avance de los alumnos durante el curso en relación al incremento del coeficiente de inteligencia. Y determinaron que efectivamente los alumnos “identificados como superdotados”  lograron obtener ventajas comparativas sobre sus compañeros.

¿El efecto siempre es negativo?

No, se puede dar en ambas direcciónes:
Efecto pigmalión positivo: El efecto pigmalión positivo se refiere a aquel cuyas expectativas son positivas, demostrando al sujeto que creemos en él. Así, provocamos en éste un aumento de la autoestima y del aspecto en concreto.
Ejemplo: el padre que le dice al hijo: “¡ay, pero qué listo eres! qué bien haces los deberes”. Este comentario aumentaría la autoestima del niño y se esfuerza en hacer bien los deberes y en sacar buenas notas, y lo más importante: lo consigue, porque se cree capaz, porque creen en él.
Efecto pigmalión negativo: El efecto pigmalión negativo se refiere a aquel cuyas expectativas son negativas. No se cree en el sujeto y se le hace saber (mediante palabras o gestos), por lo que provoca una disminución de la autoestima del sujeto y de su percepción de valía y del aspecto en concreto.
Ejemplo: el padre que le dice al hijo: ¡eres tonto! No haces nada bien. ¡Mira qué letra más fea tienes! Hay que esforzarse más, pero para qué, si no vas a llegar a nada….” Ese comentario influiría negativamente en la autoestima del hijo y en su perspectiva de eficacia, por lo que si su padre (que se supone que sabe más que él, lo quiere más que nadie y quiere lo mejor para él) le dice eso es que realmente no vale para nada. Así, este chico disminuye su percepción de valía, cree que en realidad no vale para los estudios y no se esfuerza, porque cree que todo esfuerzo es en vano, puesto que no tiene la capacidad. Así, no desarrollará todo lo que es capaz realmente.

El origen del efecto pigmalión

El efecto pigmalión tiene su origen en un mito griego, en el que un escultor llamado Pigmalión se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita, al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños.
Este suceso fue nombrado como el efecto pigmalión ya que superó lo que esperaba de sí mismo y al creer que la estatua estaba viva esta llegó efectivamente a estarlo.

Conclusiones

Se suele ver este efecto muy bien en las aulas. Los profesores tienen unas expectativas sobre el alumnado y se las transmite. Los alumnos en quienes el profesor deposita mejores expectativas son siempre los que destacan más, y progresan más y mejor que los que aquellos a los que el profesor transmite expectativas de baja capacidad.
Este efecto no es sólo válido para niños, pues todo el mundo se enfrenta a él.
Así las expectativas que han tenido nuestros padres sobre nosotros nos han influido. Y las que han tenido nuestros profesores, y nuestros amigos, y nuestros jefes y compañeros trabajo y vecinos y demás familiares…. Y nuestras expectativas sobre ellos también les han influido a todos. Y nos siguen y seguimos influyendo.
Ahora mismo me llega a la cabeza un cuento de Jorge Bucay que refleja mucho esto. No lo tengo a mano, pero lo buscaré y lo subiré, porque es muy interesante.
Fijáos las expectativas que tenemos sobre otros la influencia que ejerce en ellos y lo positivo o negativo que puede llegar a ser.
Darse cuenta de eso no siempre es fácil, y a veces hacemos cosas o las decimos sin pensar. Los padres siempre quieren lo mejor para los hijos, pero a veces se comete este error de forma inconsciente. Lo bueno es que conociéndo e identificándolo se puede cambiar.Siempre se puede cambiar. Poco a poco.
Para sacar el máximo beneficio de este efecto intenta centrárte en las cosas buenas de los demás y házlas saber. Si alguien es bueno en algo díselo. Con esto tan sencillo lo estarás potenciando.
En los hijos hay que centrarse en las cosas que hacen bien, más que en las que no lo hacen tanto. No conozco a nadie que no sepa hacer nada bien. En algo siempre se destaca. Sólo hay que buscar…
Ahora que ya sabes lo que es el efecto Pigmalión, ¿lo puedes identificar en tu día a día? ¿Has dejado de hacer algo que te hubiera gustado por creer que no eras capaz, porque te decían que no valías? Me encantaría leer tu experiencia.

Dulces sueños con un vaso de leche y galletas

“Para dormir bien, tómate un vaso de leche con galletas” Esta frase es un clásico de nuestras madres y abuelas, un antiguo remedio casero. ¡Y cuántas veces lo hemos utilizado! Pero, ¿tiene algún fundamento? La ciencia dice que sí.

El año pasado una investigación llevada a cabo por el grupo de investigación de Neuroinmunofisiología y Crononutrición de la Facultad de Ciencias de Badajoz (dirigido por Carmen Barriga) demostró que este remedio tiene respaldo científico. Según Barriga, el vaso de leche con galletas sería la combinación perfecta, ya que tanto los cereales como la leche son alimentos ricos en triptófano, un aminoácido que se obtiene directamente de la comida y que sirve para que nuestro organismo sintetice melatonina, una sustancia inductora del sueño. El triptófano se encuentra en la leche y los cereales (especialmente en los integrales) por lo que la combinación de un vaso de leche caliente con galletas es muy recomendado. Este estudio fue realizado por el grupo de Neuroinmunofisiología y Crononutrición de la Universidad de Extremadura, que lleva años estudiando temas de crononutrición, la disciplina que se encarga de analizar cómo afectan determinados elementos de los alimentos al ritmo biológico.
Así, Carmen Barriga, catedrática de Fisiología de la Universidad de Extremadura y especialista en Crononutrición, recomienda a las personas que padecen insomnio (o a las que les cuesta conciliar el sueño) tomar un vaso de leche caliente con una cucharada de azúcar y unas galletas.
Pero no sólo estos alimentos son adecuados para el insomnio, sino que nos pueden ayudar todos aquellos que contengan triptófano, o incluso serotonina o melatonina. Así, serían ideales para incluir en la cena o para tomar antes de irse a la cama: plátanos, cerezas y frutos rojos, lechuga, pescados o frutos secos.
No obstante, el efecto contrario (ayudar a permanecer despierto) lo pueden producir alimentos ricos en vitamina C si se ingieren por la noche. A última hora del día hay que evitar frutas como la naranja o el kiwi, bebidas como té o café, carnes rojas y embutidos. Estos últimos productos son ricos en tiroxina, “un aminoácido precursor de las catelocaminas y dopaminas que son las que nos hacen estar despiertos”, explica Barriga, que insiste en que es recomendable tomarlos durante la mañana.
Ahora ya sabes, si a alguien en tu familia (pequeños y mayores) le cuesta conciliar el sueño le puedes ayudar (sabiendo que la comunidad científica te respalda) ofreciéndole un vasito de leche caliente con galletas, preparado con mucho amor, y tendrá dulces sueños asegurados….ZzzZzzzZzzzzzzz

Beneficios del masaje infantil

La aplicación del masaje es un práctica tan sencilla que podremos ajustarla fácilmente a nuestra forma de vivir. Para el bebé supone compartir un rato de especial unión con el adulto, y para quien da el masaje, resulta una experiencia no menos gratificante, al recibir el regalo de su sonrisa, sus sonidos, su pataleo…todo su cuerpo expresa bienestar. Es un tiempo de máxima calidad para los dos, en el que ambos salen altamente beneficiados.
La práctica de masaje infantil tiene numerosos beneficios. A continuación expongo algunos de éstos:

Para el bebé:

  • Fortalece su sistema inmunológico.
  • Beneficia al sistema digestivo.
  • Ayuda a calmar los cólicos.
  • Contribuye a desarrollar el sistema respiratorio. Equilibra los niveles de oxígeno.
  • Favorece el sistema circulatorio.
  • Potencia el desarrollo de su sistema neurológico. Facilita el proceso de mielinización.
  • Favorece el sistema endocrino.Reduce las hormonas causantes del estrés
  • Beneficia al sistema muscular. El masaje tiene un efecto relajante y tonificante de la musculatura
  • Les enseña a relajarse. Facilita un sueño más largo y de mejor calidad
  • Les ayuda a conocer su propio cuerpo. Facilita la integración del esquema corporal
  • Contribuye a aumentar su autoestima
  • Proporciona seguridad
  • Estrecha los vínculos afectivos
  • Fomenta la comunicación con el exterior
  • Le ayuda a liberar las tensiones, tanto físicas como emocionales
  • Facilita la expresión de sus sentimientos ofreciéndole soporte y contención

Para quien da el masaje:

  • Proporciona una excelente forma de comunicarse con el bebé. Permite detectar y responder  eficazmente a los mensajes no verbales del bebé. Fomenta la interacción
  • Refuerza el instinto y la intuición
  • Otorga autoconfianza y eleva la autoestima
  • Concede un valioso tiempo centrado en sus hijos
  • Compensa las ausencias de los padres y las carencias de la separación
  • Ayuda a relajarse
  • Representa un espacio y un tiempo de diversión muy positivos
  • Desarrolla las habilidades para ayudar a sus hijos en el futuro
  • Favorece la consolidación de lazos familiares. Estrecha los vínculos positivos
¿No crees que es una práctica de la que deberían beneficiarse todos los bebés?

¿Qué es el masaje infantil?

El masaje para bebés o masaje infantil es una antigua tradición en muchas culturas del mundo que se ha transmitido de madres a hijas y que ha sido redescubierta en Occidente. Muchos estudios de investigación revelan la necesidad del contacto afectivo  como parte fundamental de los primeros años de vida, y el masaje infantil es uno de los más agradables, y fáciles métodos para establecer este primer contacto.

El masaje infantil es una técnica sutil, tierna y agradable, que por medio de la estimulación táctil nos permite comunicar de una forma intensa con el mundo corporal y emocional del niño.
Es el arte de la comunicación a través de las miradas, las sonrisas, el contacto, las palabras, el juego, … que nos acercan a cada bebé. El tacto es un poderoso medio para el desarrollo fisiológico, psicológico y emocional del bebé. Es un nutriente que  beneficia tanto al bebé, como a los padres y madres y/o personas más cercanas a él, estimulando y fortaleciendo los vínculos afectivos y la escucha mútua.
El bebé no se nutre solo de comida, necesita fundamentalmente amor y cariño, que le proporcionen una seguridad y acogida emocional para poder crecer de forma  armónica.
Practicar diariamente la técnica de masaje que se aprende en los cursos es un hábito muy saludable que tendrá beneficios visibles a corto y largo plazo en tu bebé.

El miedo en los niños: cómo diferenciar entre miedo y fobia

Los niños suelen tener miedos en la infancia. Es algo común y que en principio no tiene por qué ser preocupante. Durante la infancia se experimentan miedos muy variados. La mayor parte de ellos son pasajeros y propios de una edad determinada. Son los que se conocen como miedos evolutivos (por ejemplo el miedo a los extraños, que aparece a los meses de nacer). Estos miedos son beneficiosos, protejen y brindan la oportunidad de aprender a afrontar situaciones difíciles y estresantes con las que se topará el niño a lo largo de su vida. No obstante, hay una pequeña proporción de miedos que persisten incluso en la edad adulta, y que presentan una intensidad elevada. Estos miedos se convierten en un problema y dificultan la vida diaria del niño (o adulto) y su familia.

¿Cuándo un miedo se considera fobia?

Muchos padres están preocupados por el miedo que sienten sus hijos hacia algo. La mayoría de veces estos miedos se disipan conforme el niño o niña va madurando. No necesitan tratamiento psicológico, basta con un control adecuado por parte de los padres. Pero cuando el miedo alcanza la intensidad suficiente para que se le considere fobia sí que requiere intervención psicológica.
¿Cómo puedes identificar si lo que siente tu hijo/a es miedo o fobia? Te doy algunas pistas para que ayudarte a identificarlos y algunos ejemplos para que lo veas con más claridad(en caso de duda, lo mejor es que te asesore un experto).
  • Los miedos siempre se dan ante situaciones que realmente provocan miedo. Lasfobias, en cambio, se dan ante situaciones que normalmente no suponen una amenaza para la persona, que son inofensivas.
Ejemplo 1: Vas por la calle y ves un León. Lo normal es sentir miedo. Uno grita, suda, se le acelera el corazón, sale corriendo…Eso serían reacciones normales. Porque el león entraña un peligro real que amenaza la integridad física.  Lo patológico en esta situación sería ver al león y relajadamente acercarse a acariciarle el lomo (denotaría un funcionamiento anormal del cerebro)
Ejemplo 2: Vas por la calle y lo que se te cruza es un gato. ¿Qué sería lo normal? Pasar de él (si no te gustan los gatos), acercarte a acariciarle el lomo, decirle cositas amables…¿Y lo anormal, la fobia? Que el corazón se te ponga a 1ooo, empieces a sudar, salgas corriendo, pegues un grito de angustia, busques refugio…  Porque en realidad el gato no entraña peligro alguno.
Ejemplo 3: Un niño que tiene miedo a quedarse solo. Tener miedo ante esto es normal, pues estar solo puede sentirse como una amenaza, como un peligro. Sería fobia si el niño sintiera pavor incontrolable sólo por no estar en la misma habitación que la madre, ya que estar en la habitación contigua no entrañaría peligro, pero para el niño se hace insoportable. Hablaríamos de un niño uqe no podría estar juguando tranquilamente en el salón y mientras su madre se encuentra en la cocina.
  • El miedo provoca unas reacciones físicas “normales”: palpitaciones, preocupación, dolor abdominal…), pero en las fobias estas reacciones son muy exageradas (sudoración excesiva, palpitaciones excesivas, temblor, gritos, bloqueo, correr de forma incontrolada, mareos, vómitos…)
Ejemplo 1: Siguiendo con el ejemplo anterior, con el gatito que te encuentras por la calle, la reacción de miedo (en caso de que te den miedo los gatos) sería que se te acelera el corazón, pegas un respingo, pero sigues tu camino apartándote de él. La reacción exagerada y por lo tanto considerada como fobia sería si el corazón se te acelera en exceso, te paralizas, sales corriendo y cruzas la calle sin mirar, tienes temblores…
Ejemplo 2: Un niño con fobia a los cohetes reaccionará exageradamente ante uno (o ante la idea de que puedan tirar uno). Su corazón se acelerará, temblará, llorará, gritará, cruzará la calle sin mirar, huyendo, vomitará…Y, en generla, manifiesta unas reacciones exageradas, tanto en su intensidad como en su duración.
  • El miedo no te hace cambiar tu rutina. Puede crear malestar, pero no te interfiere en tu día a día, porque se soporta. La fobia sí. Impide que se realicen tareas cotidianas y limita el transcurso del día a día.
Ejemplo 1 : Para ir a tu trabajo tienes que pasar por una casa que hay gatos. Te dan miedo los gatos. ¿Cómo saber si es miedo o fobia? Se trataría de miedo si cuando los ves no te acercas, y aligeras el paso, por ejemplo. Se trataría de fobia si antes de salir de casa estuvieras pensando en los gatos, atormentándote con el miedo que te dan, se te acelerara el corazón nada más de pensarlo, por el camino vas “poniéndote enferma” nada más de pensar que te los vas a encontrar. Y como no puedes soportar el sufrimiento que te genera, optas por cambiar el trayecto y haces otra ruta, auque te lleve mucho más tiempo. Es más, si no encuentras otra ruta, optas por renunciar al trabajo. Eso es fobia. La fobia te limita, pues no puedes hacer lo que te gustaría,siempre “dependes” de ella.
Ejemplo 2: Para un niño con fobia a los globos sólo la idea de que lo inviten a un cumpleaños le produce un malestar muy intenso. Ante la idea de ir y que hayan globos (lo más probable) se pone enfermo, le da angustia, vomita, piensa constantemente en ello, está triste, deja de comer, no quiere ir…
  • El miedo no repercute negativamente en el desarrollo personal, el ambiente familiar, el rendimiento académico o en las relaciones sociales. La fobia sí.
Ejemplo 1: Si tienes una fobia a los gatos, dejas de visitar a familiares que tienen gatos, dejas de ir a lugares donde creas que puedas encontrarlos (parques, ciertas calles, tiendas de animales…). Eso repercute a nivel social (se enfrían las relaciones con amistades y familiares que tengan gatos), a nivel familiar y de pareja (cuando tu pareja propone un plan, lo primero que piensas es ¿habrá gatos? y empiezas a imaginar que sí, y el miedo que te daría y ¿qué haces? pues rechazar el plan. Si tienes hijos no los llevas a cumples de amigos porque tienen gato, o a espectáculos que incluyan gatos… En resumen, que te limita y repercute negativamente en tus relaciones.
Ejemplo 2: Un niño con miedo a los globos que no asiste a fiestas de cumpleaños, a fiestas infantiles, a ferias…es un niño que no se desarrollará igualmente bien en sus relaciones sociales, porque tendrá menos oportunidades de relacionarse con sus iguales.
A modo de resumen, diríamos que la fobia es un miedo desproporcionado ante algo que no entraña peligro alguno para la persona, que le genera un sufrimiento elevado y además dificulta el día a día de su vida cotidiana, afectando negativamente a sus relaciones personales.
Los niños suelen tener muchos miedos y pocas fobias, pero cuando se trata de estas últimas es necesario intervenir con un tratamiento psicológico, ya que generan mucho sufrimiento en los pequeños y limitan su vida, y la de sus padres. Además las fobias tienen una característica: se suelen generalizar, aumentando la intensidad del miedo que se siente y extendiéndose a otras situaciones en las que antes no se sentía miedo.
Y tus hijos,  ¿tienen miedos? Ahora ya sabes identificarlos para saber si es necesario pedir ayuda.

Cuento: “Dos en un burro” cómo la vida misma…

Cuento extraído del Cónde Lucanor. Es uno de mis preferidos, pues refleja lo que todos vivimos día tras día. Cuando tenemos que tomar una decisión o hacer algo muchas veces nos frena el qué dirán. ¿A tí te pasa? Pues este cuento te va a hacer reflexionar.
Dos en un burro (El conde Lucanor)

“Un buen hombre tenía un hijo que, aunque joven, era muy inteligente. Cada vez que el padre se disponía a hacer algo, el hijo le decía: “Eso que queréis hacer puede saliros mal”, pues ya se sabe en la vida, pocas son las cosas que no presentan alguna dificultad.
El padre salía así muy perjudicado, pues su hijo lo apartaba de hacer muchas cosas que le convenían. Y es que, cuanto más despiertos son los muchachos, más fácil les resulta equivocarse, pues tienen iniciativa para emprender las cosa pero les falta la experiencia necesaria para rematarlas bien. El caso es que el hombre, tras soportar los errores de su hijo durante largo tiempo, se decidió a corregirle con la siguiente lección:
El hombre y su hijo eran labradores y vivían cerca de una villa. Un día, el padre le dijo al muchacho:
- Hoy hay mercado en la ciudad, así que iremos a comprar algunas cosas, y llevaremos al burro para traer la carga.
Así que fueron al mercado. Por el camino, iban los dos a pie, de tal modo que el burro no llevaba carga alguna. Y sucedió que, al poco de salir de su casa, se cruzaron con unos hombres que venían de la ciudad. Charlaron con ellos y , tras despedirse, aquellos vecinos empezaron a murmurar:
- Este hombre y su hijo no saben lo que hacen, pues llevan al burro descargado y ellos van a pie.
Cuando el buen hombre oyó aquello, le preguntó a su hijo:
- ¿Piensas que tienen razón?
- Sí -respondió-, pues, yendo el burro sin carga, no es sensato que nosotros vayamos a pie.
- Pues, si así lo crees -dijo el padre-, sube al burro.
El hijo obedeció, y siguieron su camino.
Un poco más adelante se encontraron a otros dos vecinos. Y, tras despedirse de ellos, aquellos dos hombres empezaron a decir:
- Este vecino nuestro no sabe lo que se hace, pues va a pie, siendo viejo, y en cambio deja que su hijo vaya montado en el burro, a pesar de que el mozo tiene fuerzas bastantes para caminar todo lo que haga falta.
Al oír aquello, el labrador le preguntó a su hijo:
- ¿Crees que esos dos hombres tienen razón?
- Sí, padre- dijo el muchacho.
- Entonces, baja del burro, que me subiré yo.
Al poco rato, toparon con otros dos hombres, que dijeron:
- ¡Menudo disparate! El padre deja que su hijo, que no es más que un chiquillo sin apenas fuerzas, vaya a pie, y en cambio él, que está acostumbrado a soportar las fatigas, va a lomos del burro.
Entonces el labrador le preguntó a su hijo:
- ¿Qué te parece lo que dicen esos hombres?
- Me parece que tienen razón- respondió el mozo.
- Entonces, sube conmigo en el burro y así ninguno de los dos tendrá que ir caminando.
De modo que subieron los dos al burro y siguieron su camino. Y, yendo así, encontraron otros hombres, que comenzaron a decir:
- ¡Cómo pueden ir montados los dos en el burro si la bestia está tan flaca que apenas puede caminar…!
Al oír aquello, el labrador le preguntó a su hijo:
- ¿Qué te parece lo que dicen estos hombres?
- Me parece que tienen razón -respondió.
Entonces el padre se quedó mirando a su hijo y le respondió de esta manera:
- Hijo mío, cuando salimos de casa los dos íbamos a pie y llevábamos el burro descargado, y dijiste que te parecía bien. Después unos hombres murmuraron que era un disparate ir los dos a pie y te mandé a subir en el burro mientras yo iba caminando, y dijiste que eso era lo correcto. Luego encontramos a otros hombres que criticaron lo que hacíamos, y por eso bajaste tú y monté yo, y tú dijiste que eso era lo mejor. Pero más tarde otros murmuraron que no estaba bien que tú fueses a pie, así que te mandé subir conmigo, y tú dijiste de nuevo que estábamos haciendo lo mejor. Y ahora estos nos censuran porque piensan que no está bien cargar tanto al burro, y tú le das la razón. Así que te ruego que me digas qué debemos hacer ahora, pues ya lo hemos probado todo y cada vez nos han dicho que nos equivocábamos.
El hijo se quedó callado, y el padre dijo:
- No creas que todo esto es casualidad, hijo. Y es que jamás harás nada que contente a todo el mundo, pues, aunque obres de la mejor manera posible, nunca faltará alguno que venga a criticarte. Así que haz en cada ocasión lo que te parezca más conveniente sin escuchar lo que te digan los demás, pues, con respecto a las cosas ajenas, la gente siempre habla a tontas y a locas.
Si no dañáis a nadie, haced lo que os convenga,
y que la gente vaya diciendo lo que quiera.”
Libro: El conde Lucanor
 Moraleja
Trasladado al tema que nos ocupa entiende este cuento de la siguiente manera: decidas lo que decidas en lo que respecta a lactancia, estilos de crianza, educación…siempre va a haber gente que te critique y gente que lo vea bien. Así que ¿qué debes hacer? Elegir siempre con cabeza y con el corazón lo que te haga sentir mejor y creas que beneficia a tu hijo/a y a vosotros como padres. Pues esa será la decisión correcta para tí.